LG 55QNED92A6A UHD 4K Procesador Inteligente α8 AI Processor 4K Gen2 Smart TV DVB-T2 (H.265) Negro

Brillo limitado en HDR: aunque puede alcanzar niveles decentes, no compite con modelos de gama alta de otras marcas que superan los 2.000–3.000 nits.

Picos de iluminación (“specular highlights”) débiles: en escenas con detalles blancos muy brillantes, puede no destacarlos adecuadamente.

Contraste no tan profundo como OLED: la pantalla LED/Mini-LED no llega a negros “puros” como los OLED.

Blooming / “halo” alrededor de objetos brillantes sobre fondos oscuros: zonas de luz pueden “sangrar” en escenas oscuras complejas.

No tiene sintonizador ATSC 3.0 (para ciertos mercados) lo que limita compatibilidad futura con normas nuevas de TV digital.

Sistema de sonido flojo: altavoces internos suelen quedarse cortos, con escasa potencia y poco cuerpo.

Ausencia de un subwoofer real: para cine o música potente, necesitarás equipo de sonido externo.

Retraso/ping alto en juegos competitivos: aunque aceptable para muchos juegos, en títulos FPS de reacción rápida puede penalizarte.

Uniformidad de panel imperfecta: leves variaciones en brillo o tinte en diferentes zonas de la pantalla.

Ángulos de visión limitados: al moverte lateralmente, la calidad de color o contraste puede degradarse más que en modelos con paneles más “premium”.

Reflejos: la superficie puede reflejar luz ambiental, afectando la visibilidad en ambientes luminosos.

Inconsistencia en “local dimming”: el control de zonas de atenuación local no es perfecto, puede notarse retraso o artefactos.

No todos los puertos HDMI ofrecen funciones completas: algunas entradas pueden tener limitaciones de ancho de banda, VRR o frecuencia.

Latencia de entrada (input lag) es buena, pero no la más baja del mercado.

Interfaz con publicidad: aplicaciones o la UI pueden mostrar anuncios integrados que distraen.

Curva de aprendizaje de webOS: aunque es completa, algunas funciones están ocultas o poco intuitivas.

Botón de selección de entrada poco directo: puede que cambiar de origen (HDMI, AV…) sea más lento o confuso.

Tamaño físico y peso: para un televisor grande, puede ser voluminoso y pesado de manejar.

Grosor del televisor: no ultra delgado, por lo que su instalación en pared puede exigirte más espacio o soporte robusto.

Zonas de pie poco estéticas o anchas: el soporte puede requerir mesa muy ancha.

Calidad de imagen insuficiente en contenido SD o Full HD muy comprimido: al hacer “upscaling”, puede notarse ruido o suavizado excesivo.

Ruido en escenas oscuras: debido al procesado, en escenas muy oscuras puede aparecer un “grano” leve.

Artefactos de movimiento: en escenas rápidas puede apreciarse algo de “tearing” o desenfoque residual.

Inconsistencia con HDR10+: si no lo soporta completamente, ciertas escenas HDR pueden no mostrarse como estaban pensadas.

Ausencia o limitación del formato Dolby Vision (dependiendo del mercado): limita compatibilidad con catálogo HDR.

Firmware con bugs iniciales: puede que con actualizaciones debas resolver fallos menores (conectividad, apps, estabilidad).

Lags o pausas al cambiar de app o al abrir menús pesados.

Compatibilidad con apps locales: algunas aplicaciones españolas menos conocidas pueden no estar optimizadas o ausentes.

Dependencia de una buena conexión de internet: para streaming 4K, sin una conexión fuerte puede aparecer buffering.

Sin entrada para fuentes de video antiguas (AV compuesta, SCART, etc.), lo que limita conectar ciertos dispositivos viejos.

Disponibilidad limitada de repuestos o servicio técnico específico para este modelo localmente.

Desgaste con el paso del tiempo del backlight: al cabo de años, puede perder uniformidad o intensidad.

Fan (si lo incluye) o componentes de disipación puede emitir sonido muy bajo con el tiempo.

Consumo energético elevado en escenas brillantes: la iluminación requiere más potencia.

Calor en la parte trasera: se calienta al estar encendido en uso intensivo.

Posible problema de “efecto brillo” (vignetting) en los bordes: en bordes la luz puede reducirse.

Sensibilidad a fluctuaciones de voltaje: puede que requieras estabilizador o UPS si la red eléctrica no es estable.

Problemas con actualizaciones automáticas: una actualización defectuosa podría generar fallos temporales.

Durabilidad del mando/remote: botones o mecanismos pueden perder precisión con el uso continuo.

Complejidad de calibración: para un resultado óptimo necesitarás calibración profesional o conocimiento técnico.

Menor valor de reventa con respecto a modelos OLED o marcas más prestigiosas.

Comparado con la competencia, relación precio / rendimiento menos favorable en ciertas regiones.

Limitaciones en ajustes finos de vídeo para usuarios exigentes (profunda edición o personalización).

Soporte a gaming “cloud” interesante, pero no reemplaza una consola potente: rendimiento dependiente de internet.

Interferencias de señales inalámbricas internas: en ciertas ubicaciones puede haber deterioro de señal Wi-Fi si el televisor está lejos del router.

Menú de actualización forzada: puede que automáticamente instale firmware que modifique estabilidad sin opción de revertir.

Riesgo de retención temporal de imagen (“burn-in” leve) por contenido muy estático (aunque menor que en OLED, no es cero).

Limitaciones regionales en funciones (por ejemplo, algunos mercados podrían no tener ciertas funciones de IA o streaming).

Posible incompatibilidad futura con estándares nuevos de TV o codecs emergentes.

Expectativas exageradas: para muchos compradores, la diferencia entre lo que se promete y lo que se obtiene puede decepcionar si comparas con modelos muy premium.