Geske Aqua-Stream Face Cleanser | 8 in 1 Cara Rosa

El tanque de agua es pequeño, por lo que puede que se agote durante el tratamiento y debas recargar varias veces.

La potencia de succión (“airpulse”) puede ser demasiado intensa para pieles sensibles y provocar enrojecimiento o irritación.

Si usas el dispositivo en la misma zona por mucho tiempo, puede causar marcas, moretones leves o inflamación.

La distribución del chorro de agua o flujo puede no ser homogénea, dejando zonas menos limpias.

Si el dispositivo no se mueve (se queda fijo) puede sobreexfoliar o dañar ciertas zonas.

La combinación de succión + agua podría ser agresiva para pieles finas o con rosácea.

En zonas con vello facial, puede engancharlo o “tirar” al pasar el cabezal sobre ellas.

La eficacia en eliminar puntos negros profundos puede ser limitada, especialmente en piel grasosa o poros muy obstruidos.

En piel con heridas, acné activo, irritaciones o brotes puede empeorar la condición si se usa sin cautela.

Si no se limpia bien el dispositivo tras su uso, restos de agua o productos pueden quedarse dentro y generar moho, bacterias o mal olor.

Los sellos, juntas o tapas del depósito pueden degradarse con el tiempo, provocando filtraciones.

Aunque algunas versiones pueden tener protección al agua, esa resistencia puede perderse con el uso prolongado o desgaste.

El dispositivo puede fallar si entra agua en el compartimiento electrónico.

Si el agua contiene minerales o impurezas, pueden obstruir boquillas o canales de salida.

Si la boquilla se obstruye parcialmente, puede perder presión o chorrear irregularmente.

El funcionamiento depende de que el depósito esté bien colocado y sellado; un mal encaje puede que no funcione o pierda eficiencia.

Las partes plásticas o de silicona pueden deteriorarse, deformarse o amarillearse con el tiempo.

El mantenimiento puede requerir desmontar pequeñas piezas, lo que complicaría una limpieza profunda para usuarios no expertos.

Si el dispositivo se cae al suelo, puede romperse el cabezal, la carcasa o los mecanismos internos.

El peso del dispositivo (con agua) puede ser incómodo de sostener durante varios minutos.

El funcionamiento puede producir vibraciones o zumbidos que resulten molestos para algunos usuarios.

Si el botón de encendido/apagado no es de buena calidad, puede fallar o desgastarse.

La transición entre modos (intensidades) puede no ser fluida o puede que algunos niveles sean demasiado parecidos.

Si el usuario sube la intensidad demasiado, puede causar sensibilidad o ardor.

Algunos usuarios pueden experimentar sensación de tirantez después del uso.

El consumo de batería puede ser elevado si se usan funciones continuas o intensas, reduciendo la autonomía real.

El tiempo de carga puede ser largo, especialmente si la batería interna es limitada.

Con el paso del tiempo, la capacidad de la batería puede disminuir notablemente.

Si el cargador o puerto de carga está mal diseñado, puede soltarse, generar mal contacto o fallar.

El dispositivo puede apagarse inesperadamente si la batería baja durante el uso, dejando una zona del rostro incompleta.

Si la aplicación complementaria (o funciones “inteligentes”) están integradas, puede haber fallos de sincronización o conectividad.

La dependencia de app o funciones guiadas externas puede hacer que el dispositivo pierda funcionalidad si la app deja de recibir soporte.

Si el fabricante no actualiza el software, podría quedar desfasado o incompatible con nuevas versiones de sistemas móviles.

Las instrucciones pueden ser complicadas, poco claras o con traducciones deficientes, lo que lleva a usar mal el aparato.

En piel muy seca, el chorro de agua + succión puede resecar más si no aplicas posterior hidratación adecuada.

En climas muy duros (muy secos o mucho sol), el dispositivo puede perder eficacia si se usa al aire libre.

Si no se seca correctamente tras su uso, puede quedar humedad residual que dañe componentes internos.

Las huellas de productos cosméticos en el dispositivo pueden afectar su funcionamiento (residuos obstruyendo salidas).

Si usas agua muy caliente o muy fría (o con diferencia térmica) podría afectar la estructura interna o juntas.

Las zonas difíciles del rostro (alas de la nariz, contorno de ojos) pueden recibir menos acción de limpieza o resultar incómodas.

El uso frecuente puede generar microabrasiones si no controlas bien la presión.

Si no se respetan los tiempos máximos de uso sugeridos, puede producir daño cutáneo.

En uso conjunto con otros productos (ácidos, peelings, retinoides) puede resultar demasiado agresivo.

El precio del dispositivo puede ser alto comparado con la eficacia real que entrega.

Si el producto promete resultados rápidos (antes/después), puede generar expectativas irreales.

Algunos materiales plásticos interiores pueden volverse frágiles o quebradizos con el paso del tiempo.

La garantía podría no cubrir daños por agua o mal uso, lo que deja al usuario con reparaciones costosas.

Si cambian el modelo o dejan de fabricarlo, puede ser difícil conseguir repuestos (boquillas, tapas).

El diseño estético (color claro) puede mostrar rayas, manchas o decoloración con el uso de ciertos cosméticos.

En ciertos casos, la presión/succión puede activar vasos capilares superficiales y causar moretes leves en pieles sensibles o finas.